miércoles, 16 de octubre de 2013

Bondi Místico: viaje hacia un destino capicúa!


Dicen que nunca fue así. Que en otros tiempos, la niebla amarilla y el olor a limón no tapaban el sol ni borraban los perfumes de la ciudad. Ni había pantallas gigantes en cada esquina ni en cada taxi. Porque ahora los taxis tienen pantallitas y el que viaja, ya no discute de política ni de fútbol con el tachero. Mira lo que le sirven hasta que llega a destino. En colectivo ya no se viaja más porque está prohibido. Dicen que es peligroso. En taxi, en cinta transportadora o en auto o camioneta, a través de los 350 kilómetros de autopistas que atraviesan la ciudad para llegar siempre justo a tiempo. Una persona, un auto, una persona, un auto. Mil ochocientos cuarenta y tres autos por minuto en hora pico. 

O en Metrobús. Metrobús es ese gusano amarillo de media cuadra de largo con tres acoplados que va a toda marcha por lo que ellos llaman zonas liberadas, que son las grandes avenidas con tapiales de 15 metros que no te dejan ver si del otro lado hay miseria, casillas, gente más morocha o fiesta. Te subís por adelante, por atrás, por el techo y por la aspiradora que tienen en la mitad del paragolpes para convertir al infortunado peatón que cruzó mal en ciudadano transportado de esta urbe, mirando todo el tiempo las pantallas. Pagás con el pulgar, apoyás y te descuentan: 1 hora de vida por cada recorrido de 10 minutos. Y si te colás, pagás lo mismo, porque te barre un láser que te lee la retina y te cobra igual. Pero llegás siempre, justo a tiempo y con olor a limón.

Pero antes no era así, antes viajábamos. Antes, acá en la ciudad, se llamaban bondis y eran un infierno: la gente era gente, conversaba, discutía, se peleaba y en el asiento del fondo los amantes se entregaban a sus placeres sin pudores y en el pasillo había un loco que cantaba y tocaba la guitarra durante todo el día. Y dicen que en todo el país se viaja así, menos en esta ciudad. Porque el colectivo es el mejor lugar para conspirar, para pensar, para rebelarse. El colectivo huele a pueblo, no a limón.

 Por eso lo prohibieron. Por eso nos cansamos. Una noche trepamos al tapial de 15 metros. Fue una noche larga, pasamos una inundación de seis cuadras con gente que vive como en Venecia, nos encontramos una comparsa de diez mil treinta que bailaban a la hora de trabajar y llegamos al circo que hay debajo de la autopista. Ahí, un monje Zen nos dio un papiro con instrucciones en sánscrito, una biela, un capó de 11-14, un par de escarpines y una palanca de cambio de peluche naranja coronada por un dado verde translúcido. Después, nos regaló una llave inglesa, un destornillador y un rollo de alambre. El papiro nos llevó por todos los chatarreríos de la ciudad. Juntamos las partes perdidas de un Mercedes Benz 11 14. Encontramos un chasis en un ex parque temático en la general Paz. Los asientos se rescataron de un boliche de cumbia en Pompeya. El motor estaba esperando en un rincón sombrío de la abandonada terminal de la línea 80, en Villa Lugano. Al amanecer llegamos hasta donde estaba el caño de escape, y antes de la tercera medialuna ya estaba ronroneando. 

Se planea terminarlo y sacarlo a las calles. La idea de ensamblar este primer bondi es la de animar al armado de muchos otros en toda la gran ciudad. Los hacedores del primer Bondi Místico saben que cuando se entere, el primer ministro "Estropicio Merde I" mandará a sus esbirros a reprimir a los rebeldes y a quemar la carrindanga. Para resistir la represión, hay que llenar el bondi de gente que cree que el mundo puede ser trasformado, rodearlo de gente que está convencida de que el más mínimo gesto puede modificarnos. 

La jugada parece imposible....huele a quimera... ¡como siempre! El 19 la ciudad despertará con sus paredes pintadas anunciando la aparición del Bondi en las calles de Buenos Aires...convocando a subirnos a su viaje hacia un destino capicúa! 



BONDI MÍSTICO Encuentro Popular de Artistas.....un ademán de arte para seguir transformando. Viernes 18 de octubre - 21 hs- Video Social Club - Carlos Calvo 3978

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